Mariana Bianchini - Post-Incubadora: La voz de Mariana Bianchini es impresionante, mucho más impresionante que las de con quienes la comparan (Andrea Echeverri de Aterciopelados y Gwen Steffani de No Doubt). Y es impresionante porque te hace sentir en carne viva lo que canta, uno no duda ni un instante que lo que está diciendo es verdad, que te putea de veras cuando putea, que te ama cuando declara su amor, que sufre cuando enuncia su dolor.
Post-Incubadora es su primer disco solista y, si bien uno no deja de reconocer el estilo que ella practica en banda con Panza, hay notables diferencias: acá las composiciones son todas de su autoría (en vez de ser colectivas), las letras son mucho más íntimas (pero no por eso intimistas) y el tono general del álbum es bastante más calmado (si es que se le puede colocar ese adjetivo a algo creado por tan energética persona). Ella dice que es más "femenino", yo diría que es más "personal" (y, como en este caso la persona es mujer, es finalmente "femenino").
Y este tono personal se nota mucho en las letras. Mariana Bianchini tiene una poética muy particular, que sorprende tanto aquí como en Panza, pero al ser en Post-Incubadora ella misma el tema (y no aspectos más generales de la vida) sus palabras ganan mucho más fuerza y contundencia, hay imágenes maravillosas ("para salvarme viene volando el hada de los enanos de jardín embarazados"), declaraciones escalofriantes ("nadie lo notó, la nena se murió y renació algo mucho peor"; "me siento a morir delante del televisor de la abuela") o puro desparpajo de furia ("vos, callate vos, quién te necesita, cómo querés que te lo diga, que no hay razón para que vuelvas, no te quiero ver ni en figurita, cómo querés que te lo repita, puedo gritartelo y empapelar toda tu piel").
Como ya dije, este es un álbum más calmado que uno de Panza, priman las guitarras acústicas y las melodías, pero igual tiene muchísima contundencia musical (temas como Lagañas y Destino bien podrían estar en un álbum de la banda). Quizás esta comparación sea estúpida (como todas las comparaciones), pero Post-Incubadora suena como un disco de la versión femenina del Spinetta acústico de Invisible o Kamikase, claro que menos engolada y sin acordes rebuscados.
En síntesis, este es un CD de esos para escuchar hasta que se le salte todo el plateado (y cuando esto pase, volver a comprarlo).

Saurio